Cinco mitos sobre la era de la información. Robert Darnton.

  • Esta semana, nos corresponde dentro del Nodo I la Vertiente Tecnológica; así como la vertiente de gestión. En relación con estos temas me encontré en la red  el siguiente texto que fue publicado en Mayo de 2012 en la Revista Nexos.
  • Lo que a continuación plasmo es un resumen de las principales ideas expuestas del autor Robert Darton. Para quien guste  leer el texto completo lo encuentra en: http://www.nexos.com.mx/?p=14812.

La actual confusión sobre la naturaleza de la llamada era de la información ha desembocado en un estado de falsa conciencia colectiva. Es una falta de uno pero un problema de todos, pues al tratar de orientarnos en el espacio cibernético con frecuencia hacemos las cosas mal; y los errores se esparcen tan rápidamente que se van sin respuesta. Tomados en conjunto, constituyen una fuente de no-sabiduría proverbial. Destacan cinco:

1. “El libro está muerto”. Error: cada año se imprimen más libros que durante el año anterior.  La producción de nuevos títulos en el Reino Unido se ha incrementado casi un 40 por ciento desde 2001. El negocio del libro florece en países en desarrollo como China y Brasil. Como quiera que se le mida, la población de libros crece, no decrece, y ciertamente no muere.

2. “Hemos accedido a la era de la información”. Cada una de las eras ha sido una era de la información, cada cual a su manera y según los medios de comunicación asequibles en el momento.

3. “Toda la información hoy está en línea”. Sólo una pequeña fracción del material archivístico alguna vez se ha leído, es mucho menor el que se ha digitalizado. La vasta producción de regulaciones e informes de los organismos públicos permanecen en buena medida inéditos. La mayoría de las decisiones judiciales y de las legislaciones han llegado a la red pero siguen estando fuera del alcance de los ciudadanos a los que afectan, salvo para aquellos que están dispuestos a pagar. Google calcula que en el mundo existen 129 millones 864 mil 880 libros diferentes y sostiene que de ellos ha digitalizado 15 millones, o un 12 por ciento. A pesar de los esfuerzos por conservar los millones de mensajes intercambiados, la mayor parte del flujo de la información diaria desaparece. Los textos digitales se degradan con mayor facilidad que las palabras impresas sobre papel.

4. “Las bibliotecas son obsoletas”. Por todo el país los bibliotecarios informan que nunca han tenido tantos clientes. En Harvard están llenas nuestras salas de lectura. Las 85 bibliotecas filiales del sistema de la Biblioteca Pública de Nueva York están colmadas de gente. Los bibliotecarios responden a las necesidades de sus clientes de muchas nuevas maneras. Las bibliotecas nunca fueron bodegas de libros. Al mismo tiempo que en el futuro seguirán ofreciendo libros, han de funcionar como centros nerviosos para comunicar información digitalizada.

5. “El futuro es digital”. Muy cierto, pero erróneo. En 10, 20 o 50 años el medio ambiente informativo será mayoritariamente digital, pero la preponderancia de la comunicación electrónica no quiere decir que el material impreso deje de ser relevante. La radio no destruyó al periódico; la televisión no mató a la radio; y la internet no acabó con la televisión. En cada caso, el medio ambiente informativo se volvió más rico y complejo.

Muchos de nosotros nos preocupamos por una disminución de la lectura profunda, reflexiva, de una tapa a la otra. Deploramos el cambio a la lectura de blogs, fragmentos y tweets. En el caso de la investigación, podríamos conceder que tienen sus ventajas los buscadores de palabras, pero nos rehusamos a creer que puedan llevar al tipo de comprensión que viene con el estudio continuo de todo un libro.

La escritura luce tan mal como la lectura para aquellos que no ven otra cosa más que descenso con la llegada de internet. Tal como lo dice uno de los lamentos: los libros se solían escribir para el lector común; ahora los escriben los lectores comunes. Muchos escritores que tienen cosas importantes que decir no han logrado llegar al impreso; y quien quiera que encuentre poco valor en sus obras lo puede ignorar.

Robert Darnton. Profesor Carl H. Pforzheimer y director de la Biblioteca de la Universidad de Harvard. Entre sus libros: El beso de Lamourette: Reflexiones sobre historia cultural, Edición y subversión. Literatura clandestina en el Antiguo Régimen y La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa.

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